Mi lista de blogs

viernes, 14 de octubre de 2011

LOS OJOS DE MI MADRE




Carlos Rivera
Sus pupilas están cansadas, sus ojitos achinados, las canas pueblan el paisaje de su cabellera como una colina de nieve. Las arrugas esbozan con tristeza su rostro que ya trasuntan más de cinco décadas de vida. Mi madre ya no tiene las fuerzas de hace años, ya no juguetea con nosotros ni mira con fervor sus novelas, ni tampoco saborea sus platillos chupándose los dedos por alguna delicia que le preparaban. Poco a poco va abandonando la alegría, solo sonríe cuando intenta un sobreesfuerzo. Camina a paso cansino, como perdonando al viento, tal cual dice la canción de Piero. Solo se arma de fuerzas por la magnánima voluntad de sentirse bien para nosotros (Sus hijos).
Ella me enseñó a leer y por ella soy un humilde escribidor, me enseñó a cantar y a llorar. Heredé su ironía y la sorna con la que a veces me expreso. Me preparó para ser fuerte cuando el destino nos doblega. Me relataba cuentos cuando yo quería maravillarme con más historias. Oía con inmutable atención las misceláneas de sus ídolos de la nueva ola, su pasión por Roberto Carlos, José José y José Feliciano. La historia es un cuento me decía y me hacia leer todo lo que había en mi humilde morada.
Tal vez no soy lo que quiso que sea, aun mantengo esa deuda con ella.
La miro en las noches, débil, tratando de leer los periódicos y alguna de mis revistas. La televisión la aburre. Trata de entretenerse conversando con nosotros, mira a mi sobrinito de tres años y esa inocente sonrisa le devuelve un poco las fuerzas. Por las mañanas, despierto bendiciendo el día por que aun me acompañe. Aun me escucha a pesar de sus dolencias y le comento mis ensoñaciones. Está ahí. A veces, ya no soporto y me voy a llorar a un rincón, luego vuelvo mirar sus ojos y le digo con la mirada lo mucho que me hará falta cuando ya no esté. Ella sabe que he llorado.

No hay comentarios: