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viernes, 21 de octubre de 2011

CRIATURAS CELESTIALES




Carlos Rivera
Las dos mujeres que conocí compartían el mismo amor hacia un pobre diablo, al que llamaban El pastor. Cuando ellas platicaban y era inebitable hablar, se dictaban mutuamente maravillosos deseos de felicidad mediante diatribas comunes que la hipocresía social establece. Cada una luchaba por ser la elegida del amor de este infeliz, deseando en sus laberintos interiores que alguna fuerza extraña aniquile a la otra.
Pero el amor y la locura hicieron que estas mujeres coincidieran hasta en lo más mínimo de lo que este hombre les inspiraba: Entrega total como sirvientas, imperfectas por no poder estar a la altura de su hombre tan “pleno” y “perfecto”, sentido de miserabilidad por sus vidas, un olímpico sentimiento de soledad. Además, una culturita pobrísima.
La similitudes de esas vidas impacta a quien sea: hijas únicas, traumas sicológicos en sus infancias, padres que nunca estuvieron a la altura, una vida sexual llena de matices grotescos y dolorosos. Entonces, no buscaban un hombre, si no un padre-macho.
Que los sentimientos de ambas concuerden puede deberse un poco al infortunio, que los sentimientos de ellas hacia El pastor se parezcan puede comprenderse desde un plano razonable por la sobrevaloración hacia él (y autodesprecio de ellas). Pero que también se expresen con los mismos términos como si sus mentes pertenecieran a un mismo cerebro. Eso, ya es inaudito.
Cabalgan juntas en el transito hacia su padre-macho, lo ven inalcanzable, lo adoran con devoción y nunca podrían ¡jamás¡ ver la orfandad de amor que tiene para ellas. Solo les provee de unas palabritas (El pastor domina veinte palabras) una poca de atención, un tanto de sexo. Ellas, en su búsqueda paradisiaca enarbolan el mismo ritual y se entregan cuando quieren, a escondidas de la otra con el único fin de ser la hembra elegida. El pastor agradece al cielo por el rebaño y sonríe mientras cada una, desde sus lechos, rezan al mismo Dios para que le de salud, fuerza y fe para que el pobre diablo continúe con la causa.

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