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domingo, 31 de julio de 2011

ENCANTOS FEMENINOS



Muchas mujeres coquetean con un hombre porque es inofensivo, pero se cansan de él por la misma razón. (George Bernard Shaw)

Carlos Rivera

En cualquier calle y a cualquier hora las sigilosas miradas varoniles penetran centellante sobre una anatomía femenina que ajustadamente exhibe una provocativa minifalda. La vista de los paseantes, recorre la espalda, la cintura y las caderas (y siempre les decimos que lo primero que vimos fueron sus ojos) Una visión topográfica a la velocidad de la luz concluye en el infinito mundo de las piernas. No hay hombre que se resista a degustarlas –al menos desde la distancia- aquel par de extremidades que transportan al macho a un estado de fulminante erotismo para almacén de sus futuras fantasías(noctambulas o diurnas).

Un par de piernas bien torneadas, y cruzadas –a veces- pueden conseguir empleo. Son pocos los ejecutivos que obvian tan interesante detalle para evaluar el currículo de las esforzadas aspirantes. Pueden provocar también que avispados conductores choquen sus autos al voltear impresionados ante unas exuberantes extremidades, olvidándose desde luego del volante.

Dicen que el hombre desviste a la mujer con solo mirarla. Vaya que hay atrevidos que aun caminando a lado de la esposa no resisten la tentación de observar algún exquisito cuerpo, a sabiendas del castigo común en estas circunstancias: una bien merecida cachetada o las respectivas retahílas de maltrato por parte de su cónyuge.

Los chinos adoran endemoniadamente el empeine doblado de sus mujeres, quienes gustosas por complacer tan raros caprichos de su pareja aceptan la tortura sublime. Para los chinos más exóticos no hay placer más excitante que desvendar unos pies doblados o quebrados al compás de unos hondos gemidos que los sumerge en un bizarro placer.

Marco Aurelio Denegri comentaba que los europeos y los norteamericanos son tetales (prefieren los senos) y los latinoamericanos, nalgales (prefieren las nalgas) ¡bienvenidos entonces el intercambio cultural!
La coquetería femenina está llena de astucia, sutilezas y minuciosidades. Sus rituales rompen nuestros pobres juicios varoniles construidos con la razón en amparo de la ciencia. Para ellas, la intuición es suficiente.
Un escote atrevido, una cintura de ensueño, un guiño, unos labios color fresa o carmesí, por ejemplo, pueden hacer babear a cualquier incauto o al más atrevido de los hombres por que lo idiotiza, lo obnubila y hace que sus palabras se contengan.

Las Pantimedias juegan diplomáticamente con lo que vemos, como una especie de pared invisible que nos invita y nos detiene. Hay un sinfín de variedades, texturas, tamaños y colores. Las pantimedias son como códigos: “Mira, imagina, pero no toques. Lo demás es un proceso” Algunas las prefieren en color carne, unas en blanco y otras en negro; el color carne refleja cierta sensualidad encubierta, algo recatada. El negro, la ligera sospecha del atrevimiento. El blanco, una fresca inocencia que puede despertar en muchas cosas.

Pero claro, todo depende de las combinaciones, de los gustos y del motivo por cómo ellas desean salir en el día o en la noche o lo que anhelan en sus adentros con respecto a quien asesinar(a punta de coquetería). Ellas nunca piden, solo sugieren.


Hablar de la mujer y de sus encantos es perdernos en su misteriosa dialéctica que los hombres tardaríamos mucho en comprender a plenitud. Solo vemos facetas, misceláneas, gestos de sus actos y nos contentamos con adorarlas desde el rincón de nuestra hombría.

jueves, 28 de julio de 2011

LA PATRIA Y LA VIDA



Carlos Rivera

A Ronald Gutiérrez Apaza infatigable ciudadano constructor e impetuoso zahorí de las andanzas intelectuales.

Los peruanos tenemos la costumbre de demostrar nuestro amor a la patria de las siguientes maneras: 1.- cuando juega la selección de futbol. 2.-cuando hay elecciones. 3.-cuando el calendario marca 28 de julio 4.- Cuando uno viaja al extranjero y el sentimentalismo por el terruño provoca lacrimógenas performances. Entonces, aflora el amor, el sentimiento patriótico, la identificación con la simbología que ello conlleva: bandera, héroes, hazañas, música, comida y todo lo que uno desde su idiosincrasia pudiera condimentarle para darle mayor realce al asunto. Es decir le arropamos a la patria subjetividades (emocionales, sicológicas y culturales) para capturar su esencia.
A diferencia de otros conceptos como la nación, territorio y estado que implican interpretaciones acorde a un constructo más elaborado sobre su nomenclatura en la Constitución Política del Perú explicita en su capitulo II del Estado, Nación y Territorio estos conceptos antes mencionados, mas el detalle de la patria es una mención a su simbología y nada mas.
Asumimos -desde esa perspectiva positiva - que la patria es una síntesis, una emoción de colectiva, sentido de pertenencia, una utopía de país, un grito desde las entrañas de sus ciudadanos. ¿El patriotismo es bueno? ¿Conduce hacia algún lugar la exaltación de la patria por doquier? ¿Y si tenemos tantas expresiones patrióticas por qué adolecemos de civismo?
Todo en exceso es malo y la redundancia o utilización del patriotismo en grado superlativo arranca posiciones cerradas y justifica nuestras derrotas como país en amparo de creernos victimas de intrigas históricas o de maldiciones. Nuestro patriotismo no es victorioso sino resentido, producto de angustias, miserias e incontables crisis que solo con una ficción intentamos aplacar. Nuestro patriotismo de julio tiene dos aristas: la juerga y lo marcial. Los horrorosos desfiles escolares corresponden a dicha concepción. Luego de los desfiles, acabada la exhibición de marcialidad la gente (profesores, padres de familia y parroquianos) se pierden en la insuperable juerga evocando desde la embriaguez la exhibición de los estudiantes como soldaditos.
El patriotismo implica emotividad, deber moral, código de conductas sobre el terruño. Un acto de fe como decía el buen Jorge Luis Borges.
Desde mi punto de vista no hacemos patria haciendo marchar a los escolares, yendo a la parada militar, cantando “Contigo Perú” o maldiciendo a los chilenos,
Hacemos patria cuando no votamos basura en la calle, respetamos los semáforos, cuando nos indigna el hecho que coimeen a los policías de tránsito, cuando respetamos las instituciones y a las autoridades, cuando entendemos la cultura de nuestros pueblos. Es decir cuando respetamos todo aquello –desde lo minúsculo hasta lo más grande- que amamos y de lo cual somos parte.
Hacemos patria cuando enseñamos a entendernos en nuestras diferencias y coincidencias. Queremos ciudadanos que amen la patria sin la superchería que implica el patrioterismo barato.

miércoles, 27 de julio de 2011

LA PATRIA Y LA VIDA


Carlos Rivera

A Ronald Gutiérrez Apaza infatigable ciudadano constructor e impetuoso zahorí de las andanzas intelectuales.

Los peruanos tenemos la costumbre de demostrar nuestro amor a la patria de las siguientes maneras: 1.- cuando juega la selección de futbol. 2.-cuando hay elecciones. 3.-cuando el calendario marca 28 de julio 4.- Cuando uno viaja al extranjero y el sentimentalismo por el terruño provoca lacrimógenas performances. Entonces, aflora el amor, el sentimiento patriótico, la identificación con la simbología que ello conlleva: bandera, héroes, hazañas, música, comida y todo lo que uno desde su idiosincrasia pudiera condimentarle para darle mayor realce al asunto. Es decir le arropamos a la patria subjetividades (emocionales, sicológicas y culturales) para capturar su esencia.

A diferencia de otros conceptos como la nación, territorio y estado que implican interpretaciones acorde a un constructo más elaborado sobre su nomenclatura en la Constitución Política del Perú explicita en su capitulo II del Estado, Nación y Territorio estos conceptos antes mencionados, mas el detalle de la patria es una mención a su simbología y nada mas.

Asumimos -desde esa perspectiva positiva - que la patria es una síntesis, una emoción de colectiva, sentido de pertenencia, una utopía de país, un grito desde las entrañas de sus ciudadanos. ¿El patriotismo es bueno? ¿Conduce hacia algún lugar la exaltación de la patria por doquier? ¿Y si tenemos tantas expresiones patrióticas por qué adolecemos de civismo?

Todo en exceso es malo y la redundancia o utilización del patriotismo en grado superlativo arranca posiciones cerradas y justifica nuestras derrotas como país en amparo de creernos victimas de intrigas históricas o de maldiciones. Nuestro patriotismo no es victorioso sino resentido, producto de angustias, miserias e incontables crisis que solo con una ficción intentamos aplacar. Nuestro patriotismo de julio tiene dos aristas: la juerga y lo marcial. Los horrorosos desfiles escolares corresponden a dicha concepción. Luego de los desfiles, acabada la exhibición de marcialidad la gente (profesores, padres de familia y parroquianos) se pierden en la insuperable juerga evocando desde la embriaguez la exhibición de los estudiantes como soldaditos.

El patriotismo implica emotividad, deber moral, código de conductas sobre el terruño. Un acto de fe como decía el buen Jorge Luis Borges.

Desde mi punto de vista no hacemos patria haciendo marchar a los escolares, yendo a la parada militar, cantando “Contigo Perú” o maldiciendo a los chilenos,

Hacemos patria cuando no votamos basura en la calle, respetamos los semáforos, cuando nos indigna el hecho que coimeen a los policías de tránsito, cuando respetamos las instituciones y a las autoridades, cuando entendemos la cultura de nuestros pueblos. Es decir cuando respetamos todo aquello –desde lo minúsculo hasta lo más grande- que amamos y de lo cual somos parte.

Hacemos patria cuando enseñamos a entendernos en nuestras diferencias y coincidencias. Queremos ciudadanos que amen la patria con mas ciudadanía y mas civismo. sin la superchería que implica el patrioterismo barato.


sábado, 23 de julio de 2011

LA PSICOLOGÍA DEL BORREGO



Carlos Rivera
Los borregos, también llamados ovinos, son animales mamíferos, rumiantes, tienen generalmente solo una o dos crías por parto se adaptan muy bien a condiciones de clima frío y seco. Los borregos se encuentran ampliamente distribuidos en países como Australia, Rusia, China, Nueva Zelanda, India, Turquía, Irán, Sudáfrica y México, y también desde luego en nuestro Perú. Otro de sus aspectos es que son animales muy pacíficos y nobles. Cuando el pastor del rebaño quiere guiarlos hacia alguna pradera, estos tranquilos animales siempre siguen al que va a adelante, con la cabeza gacha avanzando presurosos e inocentes ahí donde su hambre y el pastor los lleve. Si es hacia algún matadero, igual cumplen con su destino.
En el Perú abundan personas que actúan por ese instinto similar al del ovino sobre el cual hablamos. Persiguen causas sin cuestionarse siquiera un ápice del por qué hacen, dicen o piensan de tan manera. Solo siguen los discursos mediáticos, las generalidades de algún pobre diablo al que creen líder por que le discursea en sintonía (entiéndase con una amasijo de términos propios de un niño, o enarbolan el fraseo de sus susceptibilidades simplonas sabiendo que su cultura y educación es insuficiente para el análisis o la lectura) con sus emociones.
La sicología del borrego obliga a que un individuo (el líder en este caso) asuma que la persona sea –siempre- parte de un grupo, una masa. Su personalidad y sus costumbres se vuelven atómicas, robóticas y fútiles. Las verdades que se dicen en ese grupo siempre están condicionadas a intereses de la mayoría (que ellos siempre afirman defender pero son siempre los primeros en abandonarlos cuando las cosas mejoran para ellos) y por lo tanto la delegatura moral y mesiánica (de sus necesidades e intereses) de sus vidas hacia cierto defensores se vuelven entrega de almas y de cuerpos al mismo estilo esclavista que los sociólogos creían ya en desuso. La penetración de ideas en la masa corresponde a una dosis de buscar temas en común, religión, farándula, nacionalismos, patriotismos, melodramas, deporte, heroísmo, etc. Al reconocer en la población este discurso sugestivo de intereses comunes se pasa al nivel de la persuasión. Ella viene derrochando informaciones populares, mensajes cortos, pero fuertes y agresivos con la plena dosis de involucramientos sobre los mismos.
Al tratar de dirigir el mensaje individualmente, el sujeto en cuestión entra en un estado pensante peligroso y altamente subversivo para el grupo. Entonces, saben que en la masa o sea el grupo las palabras deben estar cargadas de sentimentalismo, prometiendo inhóspitos territorios paradisiacos llenos de bondad y abundancia. Por eso al representante de la FDTA de Arequipa, Jerónimo López, sus miembros de la institución no le cuestionan su falta de conocimiento de económica, políticas de estado, situación social, marco legal y continuamente venden el discurso de preocupación y de su lucha enarbolando con marchas, gritos, rabietas, insulto al gobierno de turno y habla de una país inmensamente rico en el que los pobres, es decir la mayoría merecemos que nos representen.
Un verdadero liderazgo, educa, construye, involucra, delega. Aprende de cada una de las experiencias de los demás y mejora a través de ellas. Cree en la renovación de liderazgos, la alternancia de poder y de cargos. No es valedero líderes que coaptan a ciudadanos y los dogmatizan, los idiotizan y terminan embarcándolos hacia un despeñadero.

viernes, 22 de julio de 2011

¡Así es mi tierra!




A Juan Carlos Valdivia Cano, gran maestro y gran amigo.



Carlos Rivera


Arequipa, mi tierra ferviente

sigue siempre tus rumbos de luz;

la bandera peruana a tu frente

y en la cima del Misti la cruz.


(Letra del Himno de Arequipa)




Nacer en Arequipa para un humilde ciudadano (cholo recio picantero) como yo, es una maravillosa bendición que el destino o Dios derramó sobre mi como un especial milagro.
Deslizarnos por el temple, coraje y la bravía de su gente como características especiales, es adentrarnos en un magma de emociones donde además la geografía, la historia, el clima y su fe, resultan los fundamentos que le dan sostén a estas singularidades.
A lo largo de mi vida he tenido momentos y espacios que me han permitido asimilar a Arequipa desde cierta cronología personal, con circunstancias llenas de apasionamiento, o abatido con el sentir lacrimógeno. Inventando una nación (nuestra república independiente) –como todos los arequipeños– que, desde luego, solo es baladí con la noble intención un tanto literaria o de epopeya.
Crecí oyendo Los Dávalos, La Pampeña, bailando su carnaval, entoné en casi todas las actuaciones de mí colegió el Himno de Arequipa con fervor patrio luego del Himno Nacional. Esperaba las fiestas por el aniversario con curiosa devoción y alegría. Disfrutaba con las parodias de los Lonccos que hacía un periodista en una emisora local. Hemos recorrido con mi familia buscando de picanterías, he leído un poco de su historia y su literatura y disfruté de los clásicos del futbol regional entre Melgar y Aurora. Me volví hincha del Yanahuara FBC. Creía que Arequipa se podría enfrentar al mundo y competir de igual a igual. En fin.
Pero, uno va asimilando y remozando sus amores y los asume con la misma pasión y el mismo sentimiento, solo que también uno entiende que el amor a la tierra debe sintonizar con la realidad (deseo, visión y acción), comprendiendo que todo evoluciona. Ya no tengo ese espíritu regionalista. Soy más peruano y arequipeño, sin que estas identificaciones se anulen con supercherías sobrevaloradas.
La ciudad ha crecido y cambiado, se hace más moderna, los inmigrantes de nuestras hermanas ciudades de Puno, Cuzco se han constituido en la gran masa poblacional.
Hay grandes problemas que enfrentar; el más grande: liderar un verdadero proyecto regional para todos, encausando a nuestra tierra por el camino del desarrollo sobre la base de nuestras potencialidades.
No me gusta la Arequipa que se levantó en junio del 2002 (por más que me endilguen falta de espíritu arequipeño) y tampoco esa posición tradicionalista de unos que enarbolan un discurso rebelde solo para la foto o una campaña política. Quiero que mi tierra sea un ejemplo concreto, que podamos voltear la tortilla y darle a nuestro carácter revolucionario una dimensión de acción heroica para vivir mejor y darles a nuestros hijos un hermoso mañana.
Porque amo Arequipa a veces reniego de ella. Crítico a sus políticos actuales que rebajan el debate a una comparsa de nimiedades y ofenden a sus más dignas glorias como Francisco Mostajo, Víctor Andrés Belaunde, Bustamante y Rivero. No me gusta verla destruida cuando algunos forajidos disfrazados de luchadores sociales la aniquilan y la ensucian so pretexto de alguna reivindicación. No me gusta cuando la veo gris, cuando veo que sus autoridades poco hacen por volverla más bella, atractiva y productiva, o sus empresarios la convierten solo en refugio de sus dineros exprimiendo el bolsillo de la gente sin asumir responsabilidades sobre ella.
Quiero verte unida, grande y ejemplo de ciudad. Feliz aniversario, Arequipa.

miércoles, 13 de julio de 2011

JUVENTUD DIVINO TESORO


Carlos Rivera

“La inteligencia sin ambición es como un pájaro sin alas”
(C. Archie Danielson)

El futuro es tarea de todos, es el sentir general. Los nuevos desafíos nos comprometen a no desmayar en este anhelado sueño; ser los mejores abandonando para siempre aquella pesadilla eterna del “casi lo logramos” o el vivir recordando siempre hazañas que glorificaron a hombres de antaño.
Es allí donde la juventud con el tesón y la fortaleza de su espíritu deberá ser parte activa en la planificación y ejecución de los planes de desarrollo nacional de su región y de sus distritos.
¿Es difícil?, ¿no estamos preparados?
No es difícil, máxime si somos un país mayoritariamente de jóvenes, pero siempre el rol que nos asignaron no fue el de la participación, sino el de la masa protestante, aquella que es rebelde para la lucha pero inoperable para dirigir.
No es hora de divisiones ni de posiciones anárquicas, es hora de sumar fuerzas y de asumir de manera concreta nuestro papel ciudadano ante un desafió que nos involucra a todos: El progreso del Perú. Si estamos preparados y mencionaremos algunos ejemplos que refutan cualquier calificativo de algunas personas que nos consideran incapaces e inmaduros.

William Pitt, (hijo) con 24 años, fue elegido Primer Ministro de Gran Bretaña(1783-1801 y 1804-1806), asumió el cargo en una época crítica, Inglaterra se debatía en una crisis comercial y financiera luego de perder las colonias de Norteamérica, dictó importantes medidas y restauró el comercio con varias naciones, gobernó durante 18 años teniendo un balance aprobatorio de parlamento y de la ciudadanía.

Sin ir muy lejos, en nuestro país el ex presidente Valentín Paniagua fue elegido diputado a escasos veintisiete abriles, dos años después fue nombrado ministro durante el primer periodo de Belaunde.

Dejemos de ser meros espectadores de nuestro destino, construyamos palmo a palmo nuestro provenir, no miremos nuestra juventud como un estado eterno de emotividad, sino como el aprovechamiento máximo de nuestras oportunidades, nuestra fortaleza e inteligencia.

Publicado en el diario Arequipa al día
Martes, 25 de octubre del 2001

martes, 12 de julio de 2011

LA PEDAGOGÍA DEL AMOR





UN REGALO DE ESPIRITUALIDAD PARA LOS MAESTROS DEL PERÚ
Carlos Rivera

Siempre llevo libros durante mis viajes, así es que en este corto trajín hacia Moquegua, había una indecisión por algunas novelas a las que les tengo deuda de lectura. Opté por este libro del Constantino Carvallo Rey  encaminado por las gracias e inocentadas de mi sobrino a las que me tiene acostumbrado. Quería aprender algo más de los niños. Mirar los horizontes de su corazón.
Diario educar. Tribulaciones de un maestro desarmado, es un maravilloso y sabio volumen que contiene ejemplos, parábolas, descripciones sencillas del trajinar de un maestro que sufre, llora y exorciza sus demonios y clama a sus ángeles para enfrentar el día a día con sus alumnos.
Carvallo se muestra como un ser humano pleno de defectos y ambiciones, sueños, delirios, tristezas y soledad. Pero no aquella soledad que deprime o acorrala el espíritu y la doblega hasta derrumbar sus pasiones, sino una soledad creadora y reflexiva que le permite mirar con mejor iluminación los problemas de la existencia. Su concepción de la educación va más allá de metas, estudiantes estándar con las mejores carreras profesionales elegidas o elevados índices de calidad educativa, conocimientos y astucia para la sobrevivencia en este mundo.
Sabe que los niños no solo necesitan saber de ecuaciones o gramática, también necesitan aprender a vivir ensayando en la escuela (que bonito suena cuando lo repite muchas veces en  el desarrollo del libro) para su independencia en un futuro donde tendrá que librar y resolver sus propias batallas. ¿Cómo se logra eso?: con amor, comprensión, empatía. Asumiendo que el aprendizaje es en conjunto: maestro y alumno. Carvallo no solo filosofa, sino que aporta, instruye, informa y sobre todo, FORMA al que lee el libro. Lo sazona con citas de hombres que han contribuido a la ciencia, el arte, la literatura, la psicología, la pedagogía; no con la pretensión de que su discurso parezca un mero ejercicio academicista, sino  constituirse en la semilla de una esperanza fundamentado en todos sus saberes aprendidos. ¿Qué tiene que ver la espiritualidad con la pedagogía y con las ciencias, la cual cita con pasión en el desarrollo de sus escritos? Pues mucho. Son la fe y el amor, las circunstancias que permiten que alguien se levante, añore una quimera, afiance una ideal y siga enseñando, educando a pesar de las miles de vicisitudes y miserias de nuestro pobre sistema educativo peruano.

Un párrafo sintetiza toda esa tarea moral y ética que es el educar:

“Porque de nada servirán los gastos y las capacitaciones, ni la lectura o la matemáticas, si el alma es inmunda y no quiere sino su provecho ramplón y la satisfacción de sus instintos, si todos somos discípulos de Vladimiro.”

También intenta comprender la utopía ideológica de una madre terrorista: Ponen por delante una abstracción, un ideal quizá, una quimera. Pero como dice el Evangelio.” si no amas a tu prójimo al que ves, ¿ cómo puedes pretender amar a un Dios al que no ves”
Gracias Maestro Constantino Carvallo por hacer de este viaje un peregrinaje por los senderos de mi alma, el dolor y la esperanza.

lunes, 11 de julio de 2011

EL DIFICIL CAMINO DE LA CONCERTACION




Carlos Rivera
Periodista y escritor

El libro editado por la periodista Sonia Goldenberg Decidamos nuestro futuro (marzo, 1985) patrocinado por el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico y la Fundación Friedrich Ebert (con motivo de las elecciones presidenciales del ochentaicinco) recoge entrevistas a los principales candidatos de ese entonces: Alan García Pérez, Luis Bedoya Reyes, Alfonso Barrantes Lingán, Raúl Alva Orlandini y Francisco Morales Bermúdez. Además, propone a las distintitas fuerzas políticas explicitaciones acerca de sus planes de gobierno en relación a ejes temáticos. Hasta ahí ideas interesantes, y buen planteamiento del pliego de preguntas. etc.
Lo que llamó mi atención y por ello traigo a recuerdo este libro, es un detalle importante que se entrelaza con la finalidad que busca el presente artículo. Al comienzo de la obra, a manera de introducción, hay una entrevista al Presidente de la República –en esos años- Fernando Belaunde Terry. Dos preguntas concretas le plantea la periodista:
1.-Varios partidos hablan hoy de consenso: ¿Cree que estamos madurando políticamente?
2.- ¿Cual seria a su juicio la plataforma para lograr un acuerdo nacional?
A la primera pregunta responde el mandatario aduciendo como ejemplo de consenso la cita que tuvieron los ocho candidatos con motivo de la llegada de Juan Pablo II a Palacio de Gobierno.
La segunda respuesta refleja una escaramuza para rehuir a la fundamentación. Belaunde habla de libertad de prensa, constitución, carreteras, obras públicas, energía. En ningún momento hace alusión al tema de la pregunta: la concertación.
A lo largo de nuestra historia republicana no hemos visto ejemplos de consenso entre fuerzas políticas, organizaciones sociales y gobierno que se reunieran con la intención de fijar los derroteros de las políticas de estado que requería nuestro país. Hubieron otras experiencias unificadoras pero con intereses distintos: coaliciones, frentes políticos, alianzas de gobierno y de partidos pero nunca se pretendió ni quiso extenderse este instrumento e institucionalizarlo para beneficio de todos.
Los regímenes de gobierno en su mayoría han sido militares, golpistas o elegidos democráticamente pero con visos de autoritarismo. Eso refleja una pobre tradición democrática por lo tanto de poca visión de consenso. A ellos debemos agregarles la pobre organización de algunos partidos políticos y la coyuntural performance de sus acciones.
Ojo, Belaunde era un demócrata y fundador de un partido con historia y experiencia de gobierno, de modo que no buscamos achacarle culpa alguna, más bien su opinión, refleja el pensar de los partidos políticos en general sobre el tema que nos convoca y su posterior evolución sobre el tema.
Pero el discurso de la concertación en el Perú es nuevo, recién en el 2002 durante el gobierno de Alejandro Toledo Manrique pudimos dar vida al Acuerdo Nacional y fijar un rumbo sobre el futuro de nuestro país.
Esa transición ha sido difícil, hemos tenido que entender que podemos y debemos debatir, consensuar sobre políticas a largo plazo al margen de ideología e interés alguno. Sentarse con todas las fuerzas representativas, escuchar, ceder, amplificar el discurso y aprender de las distintas posiciones que podernos llegar a un gran acuerdo sobre estas tres elementales palabras: Escuchar, negociar y consensuar.
Por ello, es importante que los Partidos Políticos internalicen el Acuerdo Nacional en sus discusiones de programa y planes de gobierno. Se requiere que este instrumento de gobernabilidad asegure un rumbo para todos los ciudadanos del Perú. Se requiere además de voluntad por parte del gobierno de turno, de verdaderas Organizaciones Políticas y no de grupos de amigos, y de una verdadera representatividad de las distintas organizaciones que supervigilen esta importante institución.
¿Cuantos años tuvieron que pasar para que no sentemos a concertar? Perdimos mucho tiempo en peleas insulsas.

sábado, 2 de julio de 2011

EL INFIERNO INTERIOR





A propósito de La prosperidad reclusa de Orlando Mazeyra Guillen




Carlos Rivera




"Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos, y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara."
Jorge Luis Borges



Hastiado Gustave Flaubert, y para que se develara quién era Madame Bovary, éste respondió: (Madame Bovary, c'est moi) “la Bovary soy yo”. Y es que ese gran personaje de la literatura universal se convirtió en su sangre y su alma (si ésta existe). La novela fue mas allá de la ficción y causó escándalos en la sociedad francesa siendo procesado en 1856 por “ofensas a la moral y a la religión” creyendo los acusadores, desde sus ignorancias y prejuicios, que la obra alteraría las buenas costumbres. De hecho, los personajes de la novela en su mayoría fueron extraídos de las vivencias personales y de escenarios reales, producto de una investigación obsesiva por encontrar arquetipos para su novela. Pero la literatura es una gran mentira hecha con trozos de la realidad y cuando estos hechos constituyen el corpus literario, ya pertenece a la dimensión del arte. Partiendo de esta breve reflexión que nos pretexta el libro del escritor Orlando Mazeyra Guillén, podremos ensayar algunas consideraciones preliminares acerca de La prosperidad reclusa.
Cada uno de los personajes del libro enfrenta distintas vicisitudes de la vida, pero no desde la periferia de las cotidianidades de personas felices y dignas de imitarse para olvidarse de las desventuras, sino desde los suburbios de la conciencia, es decir desde el infierno que todos llevamos dentro. El autor no intenta crear ambientes, paisajes sociales ni paradisíacos, sino atmósferas, sensaciones, exorcismos. Orlando Mazeyra escogió el infierno para deslizarse por sus recovecos y darles temáticas comunes como el amor, el trabajo, la ilusión, el amor filial, el sexo, la locura y la perversión. Cosa curiosa, los cuentos hablan implícitamente de la prosperidad, pero no entendida desde elucubraciones sociológicas, sino desde la vertiente de un grito, un delirio hacia la vida o a la libertad y a las cosas de este mundo. Es decir, la prosperidad como una utopía personal hecha a medida del individuo.



Las huellas inmediatas a las que nos remite el libro, son Los Inocentes de Reynoso, ese delirio poético callejero de una sórdida Lima. O la salvaje collera de Matacabros de Sergio Galarza, y la violenta narración de Rilo en Contraeltrafico. Sin dejar de lado, desde luego, los solitarios y abyectos personajes de Julio Ramón Ribeyro. Claro que también asoman los ecos de Bukowski, Henry Miller, Mario Vargas Llosa y Sartre.




El plus de Orlando Mazeyra a la literatura (al menos en esta obra que leí) es la música, que le da cadencia a las historias, aunada a una perspectiva visual cinematográfica que parecieran escenas de un film con un protagonista central, un guión inconcluso y un escritor omnisciente que alimenta a su antojo las peripecias de los miserables personajes para lograr un desenlace a modo de flashback. Esto da pie, a su vez, a que al menos, en esos viajes oníricos, tengamos un acercamiento a lo total (lo visual, literario y musical).El autor a través de la obra expresa su desencanto, su rabia, sus delirios existenciales y para arroparle de belleza literaria recurre a una poética personal donde las palabras son un festín de frases que, desde luego, pretenden una estética original. Avizoramos que en algún momento se constituirá de manera sólida en una obra mayor o quizás una novela. En este libro que comentamos, vemos un excelente comienzo hacia ese sendero.
Dentro de los cuentos que componen el libro, a juicio personal, considero el más logrado, “Tras la puerta”, que sintetiza toda esa poética a la que nos referimos anteriormente, donde el personaje Obdulio transita ese pedazo de su existencia entre un enfrentamiento con su génesis patológica, la búsqueda de la verdad y de sus encuentros y desencuentros con sus tormentos esquizofrénicos y las curaciones a las que es sometido por los especialistas. En esas misceláneas pasadas, y hechos presentes trasunta una añoranza filial, una búsqueda infinita por un poco de comprensión (¿o tal vez una prosperidad sentimental?) que consuela con el apego hacia su madre (o acaso un ideal de ella). Al final, no hay nada revelador, sólo la presencia rotunda, dolorosa y temeraria de su progenitor como parte de su ser que lo acompañará por doquier en los avatares de su existencia. El cuento no gana por K.O. sino por perplejidad.
Los representantes de la actual literatura arequipeña, hace tiempo que han dejado las temáticas comunes y tradicionalistas. Los nuevos escritores jóvenes como Orlando Mazeyra Guillén hacen caso omiso de este canon sagrado del cual algunos todavía creen imperecedero. Porque esta nueva (aún no me atrevo a llamarla generación) pléyade de escritores no tiene miedo de escribir de putas, violencia, drogas, amores, sexo o de algunas pasiones bizarras que giran en su entorno social y cultural. El escritor arequipeño posmoderno es menos timorato, más poético y más trasgresor.Consideramos por ello que el autor de este conjunto de cuentos escribe sin miedos, ni ataduras o complejos, enfrenta las historias y las plasma con todo su arte. Por momentos parece autobiográfico, representándose a sí mismo, en cada uno de los seres que desfilan en La Prosperidad reclusa. El autor parece dejarnos alguna huella evidente del por qué de su escritura en el segundo cuento del libro: “La dulce espera” (aunque tal vez la presunción podría ser atrevida):




“Cuando empiezo a escribir siempre lanzo un bumerán que retorna y se parte en mi crisma. Son las migrañas nocturnas, o algo más que eso: una punzada en los ojos, de atrás hacia adelante y de adelante hacia la nuca, un vértigo que me acomete cuando trato de recordar a papá.”



Entonces, para finalizar y volviendo a la declaración de Flaubert con respecto a Madame Bovary, es que se puede colegir que La prosperidad reclusa es la expresión de un infierno interior del autor. Las lágrimas, sueños, y perversiones plasmadas en un elevado trabajo hecho con un amor visceral por la literatura. Es la simbiosis poética de la vida y las palabras.