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lunes, 3 de octubre de 2011

ENTRE EL COME POLLO Y EL COME ORO


Carlos Rivera

Nuestra pobre representación nacional en el actual congreso no deja de envidiarle en nada a las anteriores camadas de políticos que llegaron a este importante poder del estado. Pero, las semejanzas no son en aspectos positivos o de genialidades de discurso y dignos debates sobre alguna ley o fiscalizaciones políticas de transcendencia. Si no, que esta se circunscribe a cometer los mismos actos de repugnancia, las mismas mañas para robarle al erario público, las mismas triquiñuelas para sacarle la vuelta a la ley y favorecer intereses particulares. A parte que se parecen en sus niveles de ignorancia y miseria cultural.

En este caso, la generalización si es permitida por que son muy pocos los que escapan de estas actitudes execrables, luego se lamentan cual si fueran hidalgos caballeros heridos en su honor propio.

No es como ellos piensan que la prensa los acorrala o publicita sus escándalos en afán de calumniarlos porque quieren vender la noticia, sino que son ellos mismos que se prestan para el asunto: ¿Qué fueron los gastos de instalación? Acaso hasta el dignísimo ex zar anticorrupción Martin Belaunde no ironizó con el asunto aseverando que utilizó (el monto de dinero) en arreglar su carrito?. ¿O los que justificaron el cobro a pesar de ser limeños ya cómodamente instalados en la capital o sencillamente porque viven o siempre vivieron en Lima y solo declararon su domicilio en la provincia que los eligió para atarantar un falso compromiso jurisdiccional ante el JNE ?. ¿Para qué sirve realmente el Infogob? ¿Cómo la hoja de vida que se publica a exigencia de la normatividad de elecciones puede servir para iniciar un proceso por falsedad posteriormente, pero no cuando los mencionados no brindan los datos sobre lo más elemental como son sus sueldos o ingresos económicos u otros?

Pero lo curioso es que los periodistas, cuando con justa razón, señalan, estos casos, y discursean con los analistas políticos, académicos y demás que la solución está en las Organizaciones Políticas, a fin de que elijan gente proba y preparada que los represente.

Como ideal y justo petitorio está muy bien, pero algo que los periodistas debemos reconocer es que sabemos que quienes participan en estas listas preparatorias al congreso lo hacen en su mayoría por su solvencia económica, sin importar que esté procesado o que tenga investigaciones en curso sobre alguna acusación , y a algunos periodistas no les prestamos atención cuando el susodicho es un candidato nuevo, o que tienes ideas importantes y que todas luces representa alguien digno de confiar. Pero solo un pequeño detalle: no tiene plata. Ahí la cuestión para que no lo den micrófonos de las radios, de la tv, espacios de cobertura en la prensa escrita.

Entonces, todos debemos ponernos la mano al pecho para mejorar nuestro sistema de representación, desde la institución en la que laboramos, el cargo que ocupamos o desde la militancia partidaria para que la ciudadanía pueda confiar de verdad en la democracia y sus estamentos representativos.

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