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viernes, 23 de septiembre de 2011

CARTA A LA JUVENTUD PERUANA



Carlos Rivera
En momentos de celebraciones y protocolos te dirán lo que siempre dicen al joven: que eres el futuro del Perú, que puedes transformar el país, que unidos lo pueden todo y tanta cháchara barata que se transmite década tras década
Como si las necesidades no cambiaran, y que el devenir de los procesos históricos, políticos, sociales y culturales no tendrían algún efecto sobre el joven y la sociedad.
No te voy a hablar con ninguna arenga, con ningún interés subalterno ni camuflando mi política para parecer decente y sensato. Solo quiero que leas este escrito y halles en el una voz, un sendero (no el sendero criminal de Abimael y compañía) y pequeños consejos de cómo encaminarte en esta vida (sea política, cultural, u otras) y no claudicar por ignorancia, envidia o ausencia de una visión de las cosas y de la realidad.
Asumamos primero que la juventud no es eterna ni toda la vida tendrás los mismos ímpetus y las mismas fuerzas. Eso nos ubica en un plano de razonabilidad en nuestras acciones que se hagan en la plena primavera juvenil.
Correspondiente a esa edad uno quiere cambiar el mundo, no cambiar primero o empezando por casa sino desde la utopía de romper esquemas, soñando con imposibles epopeyas.
Obviamente me dirán que soy un pesimista, sumergido en los sinsabores del fracaso de mi generación. No. Lo que pretendo decirles es que la resolución de los grandes problemas nacionales exige asumir grandes retos preparativos, visión, adiestramiento, conocimiento y reflexión. Y claro, acción heroica.
Te hablaran políticos y te harán pintar paredes o darte la chamba que ellos consideran secundaria, aparecerán ideólogos y te hablaran desde las dimensiones de su miseria y pobreza cultural (monotemática, monocorde y uniforme) arropado de dogmatismo y pensamiento único penetrando su discurso en esas cosas que te faltan por pobreza o por inconformidad. Debes darte cuenta de la estafa o también de tu convicción, pero nunca te comportes como borrego, cuestiona y ayuda a que tus líderes se eduquen y aprendan mutuamente si es que te interesa –de verdad- alguna ideología.
Estudia, analiza, se un ciudadano critico de las cosas, involúcrate si pero de verdad por conocimiento y por causa, por dialéctica y por fe.
Extraigo de Basadre estas palabras contundentes que son necesarias invocarlas para la juventud:
“Hay que aprender a decir que no en contra de uno mismo. Será el mejor acto que se pueda realizar en un país enfermo de consentir. Si en el espíritu de la nueva generación predomina la tendencia a decir que si, hay que sospechar que la decadencia colectiva es tremenda.”
Ya es tiempo que la juventud peruana se asuma constructora, critica, política y comprometida con las causas de nuestra historia y de nuestros conciudadanos, pero hacerlo irresponsablemente sin convicción alguna o solo apelando a la acción intrascendente es fracasar en esta brega. Hay que caminar entre el conocimiento y la acción, hermoso binomio que nos garantiza largas luchas y grandes victorias.

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