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domingo, 14 de agosto de 2011

NOSOTROS LOS POBRES,USTEDES LOS RICOS





Carlos Rivera
PARTE 1
Estuve una semana haciendo un trabajo con una familia de abolengo y estirpe arequipeña, dueña de empresas y con un arraigo político en las más altas esferas del poder no hace mucho tiempo. Desayune, Almorcé, compartí pláticas, inquietudes y desde luego también fui testigo de los marcados acentos excluyentes: desde luego que no descubro la pólvora, pero para ellos, el otro no existe, me refiero al común de la sociedad, a los individuos que transitan las calles, al policía, los taxistas al que le vende los periódicos y todos los que conformamos esa masa de ciudadanos por llamarnos de alguna manera, ciudadanos de a pie. Nunca oí un por favor, un disculpe, casi todas las conversaciones se desarrollaban con la típica imposición autoritaria de la cual, ante micrófonos dicen denigrar.
Tienen dinero, profesiones hasta hablan de arte, en fin, de todo pero con un coloquialismo lleno de generalidades y apreciaciones erróneas (según ellos absoluto y verdadero). Pero sobre cada uno de los escenarios de su cháchara nunca se veían obedeciendo o cumpliendo una dinámica democrática: el simple postulado de deberes y derechos o responsabilidades ciudadanas. Como los pobres no existen para ellos, más que para denigrarlos, les enrostran todos los males y desgracias (suciedad, informalidad, corrupción, ignorancia y arribismo) justificando la imperativa necesidad de mandarlos y someterlos por los siglos de los siglos. Entonces, me viene a la mente lo dicho hace poco por Mario Vargas Llosa de esta clase A : “Un rasgo particularmente triste de esta campaña electoral ha sido la alineación con la opción de la dictadura del llamado sector A, es decir la gente más próspera y mejor educada del Perú, la que pasó por los excelentes colegios donde se aprende el inglés, la que envía a sus hijos a estudiar a Estados Unidos, esa “elite” convencida de que la cultura cabe en dos palabras: whisky y Miami”, ¿Les gusta la democracia? No. ¿Respetan a todos los que componen nuestra sociedad? No. Solamente si son de su clase se le mira, se le escucha se, dialoga y se debate. Naturalmente que el autoritarismo recorre por sus venas. ¿Se les puede pedir que concierten con alguien que les parece invisible?
PARTE 2
Cuando uno le pregunta a un izquierdista (sea a uno caviar o un radical) ¿cree usted en la democracia? Siempre responderán impolutos: en esta democracia, no. Naturalmente creen en su particular democracia hecha a su medida y solo para los pobres que dicen defender. Un cambio de modelo que implique una imposición de los pobres sobre los ricos ante los vejámenes y miserias sufridas por décadas. Es decir, descreen del estatus quo, del proceso democrático, de la institucionalidad del gobierno en ejercicio, de los poderes y su independencia. Hildebrandt se interroga desde hace años que a pesar de que la derecha no gana elecciones siempre está en el gobierno. Eso obliga y conmueve a que los pobres tengan el único refugio en la violencia y la imposición de sus demandas. ¿Es una actitud autoritaria? Desde luego que si.
Hay un discurso, a pesar de que muchos me dirán que ya no, que el ciudadano ha cambiado, pero aun lo oigo en varias lugares que he visitado. Aun esperan un mesías con botas y galones que ponga orden al país. Es decir quieren ser mandados, asumen que su destino es el éxodo tras un caudillo. ¿Acaso también no es un sentimiento de autoritarismo el que afloran?
DIALOGO DE SORDOS
Entonces si entre pobres y ricos de nuestro país la huella autoritaria es como un patrón genético ¿Cómo nos entenderemos para forjar un discurso de inclusión, concertación y solucionar los grandes problemas nacionales?
Obviamente que convocar a fraternidades donde los ricos y pobres se apapachen y juren fidelidades eternas es imposible. Pero las únicas herramientas o instrumentos que nos permite sortear y acortar esa brecha de exclusiones son la educación y la cultura. Al final de la clásica película mexicana dirigida por Ismael Rodriguez Ustedes los ricos, hay una frase que resume todo aquello de lo que vengo exponiendo hasta ahora: el pobre no quiere al rico, el rico no quiere al pobre, por que no se conocen.
No esperen los ricos que los pobres ante su indiferencia exploten y elijan los caminos impulsivos como la única salida para que los respeten como ciudadanos. Lo pobres eduquémonos más, leamos, enfrentémonos con las armas de un libro y un argumento cuando los de arriba nos quieran imponer salvajemente las cosas.

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