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miércoles, 13 de febrero de 2008

COTIDIANIDADES DE LA CHOLEDAD Y OTROS ASUNTOS

CARLOS RIVERA

Estoy en el diario El Pueblo, son las seis y media de la tarde y veo un señor que ojea el archivo de diarios que son para consulta de los visitantes. El mencionado quiere leerlo todo y se demora más de la cuenta que considero ya excedió un tiempo prudencial, ya que asimismo hay muchos que ansían consultar el archivo. Me dirijo a él y lo saludo cortésmente le digo que deseo - al igual que otros- examinar los diarios. Voltea y me mira como lo peor, refunfuña palabras que cree no las distingo: “serrano de mierda., estos han malogrado nuestra tierra..” le replico que no le estoy faltando el respeto, solo que considero que mas de media hora no es respetuoso para los personas que esperan detrás de mi. El tipo ahora me vuelve a decir cosas como “puneño( lo cual no creo que sea insulto) y “cholito de mierda que te habrás creído que tu vas estar por encima mío”. Y usted quien se cree señor - respondo algo molesto, y me dice todo galante y orgulloso: “yo soy arequipeño pe carajo…”
Siento lastima por el tipo: de unos sesenta años, mal vestido y con todo un resentimiento olímpico, yo estoy con un libro bajo el brazo y con ciertos modales para tratarlo.
Entiendo que no soy un Brad Pit, que no tengo un Ferrari, que no me apellido Montes de Oca o Tudela que se yo, pero estoy seguro que así como el señor que menciono existen miles (por no decir millones de peruanos) que trasladan –ante la miseria cultural, social , política y económica- toda su emoción a denigrar al otro con la consigna de la superioridad o de esas estúpidas costumbres o manías de mirar el color, los rasgos (el fenotipo) para valorar a otro ciudadano. Me recuerda a cierta vez que vi una escena de exclusión y racismo en una discoteca de la ciudad a la cual no dejaban entrar negros ni cholos con el clásico “nos reservamos el derecho de admisión” pero curiosamente en la discoteca sonaba James Brown: un negro que canta maravillosamente ¡eureka! los racistas arios y blanquiñosos danzaban, una música cantada por un negro.
El siempre sensiblero y melancolico poeta y sociologo Abelardo Sanchez Leon se volvió excluyente al escribir sobre una situacion personal (lease su articulo los hijos del desborde popular ) y volverlo un diagnostico de lo que somos los peruanos. Los que apostamos por la choledad como vehiculo identitario sentimos que estamos en la necesidad de argumentar al respecto . Como escritor y poeta que es , se ve que su texto carece de ritmo, en su lugar hay rabieta, hay delirio, hasta un poco de racismo. Pero yo recuerdo muy bien que hace años leí de Balo un articulo en la revista SOMOS sobre los peruanos en Argentina y el mundo que habian creado en la tierra de Maradona a punto de sudor y lagrimas hasta ensalzó esa horrible musica de Tongo y su hit Sufre peruano, sufre ¿entonces que pasó con Balo? ¿Por que su cambio repentino? , ¿por que su ira hacia lo que el denomina los hijos del desborde?, ¿por que la metamorfosis?
Ensayo una respuesta : antes la choledad era solo una movida o retazos de la cotidianidad cumbiambera, era solo una posible fuerza economica y la comida novoandina era solo exotismo. Pero ahora que dejan de ser individuos y pasan a ser grupos sociales, culturales y con poder economico la cosa cambia y Balito en su rabieta (su resentimiento) prejuicioso le achaca a los cholos todos los males nacionales. Detesta que sean grupo , detesta que de los los libros o las estadisticas pasen a ser ahora posibilidad o realidad. Por que una cosa es bien clara; de los males nacionales somos culpables todos pero responsbales nuestra clase dirigente, por que la huachaferia, la desorganizacion, el cortoplacismo , la suciedad, el desorden, el caos y malos gustos, lo llevamos casi todos los peruanos como huella genetica. Desde los ciudadanos de Asia que construyen sus casas de playa olvidandose que el resto ( el Perú) existe. Recordemos como bailó Tudela, quienes defendieron las huachaferias del fujimorismo: la Confiep y la gentitita bien que hizo buenos negocios con el regimen. Si analizaramos al pais y a nuestra sociedad desde nuestros complejos personales, traumas o conflictos todos seriamos lo peor, todos serian los culpables y nadie asumiría su rol social para cambiar la situacion. Claro que me gustan los cholos –diría tal vez Balo- pero de lejitos nomas , y que no vayan por Miraflores
SANTIAGO RONCAGLIOLO: LA MAESTRIA DE LA SENCILLEZ
Este joven escritor peruano tiene la buena costumbre de escribir bien, de hilvanar las historias de amanera coloquial. No construye las historias deja que ellas se hagan solas y no por que sus escritos carezcan de técnica narrativa sino que su estilo roza lo natural, lo verdadero , lo real. No es un ingeniero de la técnica como Mario Vargas Llosa, su arte y estilo radica en la sencillez, y en ello es un maestro.

¿PERO QUE TIENE QUE VER RONCAGLIOLO CON LA CHOLEDAD?

Dos de sus libros Abril rojo y La cuarta espada son un claro ejemplo de cómo el autor se revela como un fabulador discreto -discretísimo- frente a los escenarios y personajes que describe. Abril rojo es una mirada novelada de lo que fue el Perú en épocas de terrorismo, donde los miedos rondaban por doquier. Pero Roncagliolo alejado de la sentencia que hay al respecto del escritor comprometido no toma partido mientras relata la historia del fiscal Felix Chacaltana en su periplo por averiguar extraños crímenes que sucedieron en Ayacucho. Esto permite al lector ver tal cual una ficción como si tuviéramos una cámara de video y ser testigo principal de cada escena. La novela tiene drama, emoción es intensa fuerte y el desenlace es algo espeluznante. Contiene los elementos de un triller policial ambientado en una realidad la cual todos conocemos y vivimos pero que cada uno de los peruanos ha optado al respecto por un bando. Y son esas miradas sesgadas, partidarias, ideologizadas que no permiten que alcancemos eso que andamos buscando desde hace varios años: la reconciliación nacional.

La cuarta espada más bien es un relato a manera de crónica y reportaje husmea la infancia, los años mozos de Abimael, sus estudios primigenios los primeros resentimientos, la creación de su organización. Matiza la investigación con diálogos con los condenados por terrorismo. También en este libro de Roncagliolo no busca tomar partido, mas bien juega un poco con estos estigmas políticos e ideológicos que acostumbramos a decirnos entre nosotros (izquierda y derecha) El libro es un documento periodístico que se deja leer con soltura, sencillez y calidad estilística, sin las pretensiones de una tesis o un novela política. Hay un pasaje del libro a manera de confesión ( de lo cual se evidencia una auto reflexión del escritor) en un par de hojas relata sus vivencias en un playa de Asia e intenta conversar con ellos acerca del Perú, describe sus gestos excluyentes, su particular mirada sobre la realidad , luego siente que debe gritarles algo, tal vez burgueses o algo así y finalmente reflexiona y dibuja un escenario de posibilidad frente a esa actitud de resentimiento que le empieza a nacer y afirma que esta en una edad mas joven, y en el momento preciso podría servir como caldo de cultivo para levantarse u optar por un camino distinto al de su destino.

Estos dos libros de este buen escritor apuntan a leer el país desde un plano literario y periodístico, es una manera de enfrentarnos con esos traumas, dolores sin que el escritor nos obligue a simpatizar por alguna causa o idea, podríamos decir que Santiago Roncagliolo es un escritor comprometido, pero con la realidad literatura, con el buen oficio de narrar los hechos tal cual los ve e imagina

Siempre me ha causado una peculiar impresión la frase de Abimael Guzmán de declararse la cuarta espada del marxismo, y este libro de Roncagliolo me ha permitido recordar y ensayar algún mínimo comentario al respecto.

La frase ( la cuarta espada del marxismo) tiene mucho de locura como de genialidad y quizás por el contexto en que lo dijo - o empleo- Abimael para que su causa -al fin y al cabo política y se sobreentiende, ideológica- no carezca de un paradigma, es decir alimentó con un fraseario en la línea de los marxistas revolucionarios que aspiraban a un cambio radical de la sociedad pero recuérdese que el socialismo derivo en totalitarismo en casi todos los países que se implantó este sistema y se entendía que los libros era solo el alimento de la revolución pero que las armas se convertían en la fortaleza, el leiv motiv de su lucha.

Entonces si la lucha de Sendero ya estaba marcada por el destino de la guerrilla y Abimael entendió bien su papel de tótem, de dios de articulador de esas fuerzas humanas en un proyecto, pero para ello necesitaba engarzarlos, sintonizarlos en un pensamiento y acción, en una dinámica ideológica que todos crean, que todos sientan suya. Por que no olvidemos quienes eran parte de la cúpula de SL, quienes eran su cabecillas de la bases del interior del país. No eran ignorantes ni locos o ajenos a entender lo que era una organización política. Por que ¿como destruir ese “viejo estado”?. ¿Como iniciar una lucha armada en la cosecusión de su “Republica popular”?. Estos objetivos requerían de una utopía, de un fraseario que implícitamente era criminal y por momentos macabro pero con el explicito sentimiento que lo hacían por una causa justa de reivindicación, donde el hecho de seguir a la cuarta de espada del marxismo -aun a costa de inmolar sus vidas- después de Marx , Lenin., Mao resultaba un feliz epitafio para sus vidas. Si Mariategui decía meter toda la sangre en sus ideas Abimael como buen discípulo del Amauta no solo metió sangre sino que le agregó dinamita.

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