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jueves, 5 de julio de 2012

LA ESTUPIDEZ Y LOS POLÍTICOS




Carlos Rivera 
Siempre me ha causado particular  interés las  metamorfosis de la gran mayoría de nuestros políticos (¿o politiqueros?) peruanos. En   décadas  pasadas  también  abundó aquella fauna  de personajes  que antes de entrar en política uno los recuerda un tanto ecuánimes y a veces, inteligentes, luego con el poder  mutaron en sujetos estúpidos por la comparsa del poder en la que participan. En otros no hay nada  de cambio, nacieron estúpidos.
En estos  tiempos   el problema es que ya no son como antes, islas, sino que ahora son  manada, rebaños de idiotez discurseando o hablando sobre temas capitales de nuestro Perú. Ellos hacen leyes (congresistas) realizan obra a favor de la ciudadanía (Alcaldes o presidentes regionales) o implementan  y participan  de  las políticas de estado (Ministros). La idea no es tratar de generalizar aunque  lo haríamos sin culpa alguna, a riesgo de decepciones y lágrimas por doquier.
. ¿Qué hace estúpidos a los políticos? He conocido a numerosas  personas   y los he saboreado  -mucho antes de inmiscuirse en política – humildes, serviciales, a veces prácticos y pensantes;  luego, cuando tienen poder  inflan el pecho cual pavo macho flirteando  a las hembras, ya no leen, caminan entre agendas y gustan de las plaquitas con su nombre.  Aman la posteridad mediática.
En algunos la estupidez es natural y se comprenden sus limitaciones (con poder o sin el siempre fueron imbéciles) en otros, el poder los cambia en unos segundos. Pero hay  quienes   impostan la estupidez para pasar piola. Es decir, hacen su negocio.  Ser estúpido no es ningún  delito, el problema es que con tipos así despilfarramos recursos, se detienen nuestros procesos, no hay discursos serios    y a pesar de ello seguimos  manteniéndolos  con nuestros  impuestos  a dicha   caterva de  trogloditas. 

2 comentarios:

José Bellido Nina dijo...

Hola Carlos.

Comparto tu impresión.

Así es cuando no se tiene nada y luego se cree que se tiene todo.

Faltó el que comienza a vestir "formalito" con su portafolios, comenzando a usar anteojos por gusto, y cree ser un "tecnócrata", porque recién se enteró y leyó una Ley Orgánica.

Yo también conocí de cerca esa mutación: Abandonar la razón por la estupidez (renuncia voluntaria a la verdad y buen juicio).

Sigo creyendo que la política necesita de la virtud. Daremos una mirada a los clásicos.


Saludos cordiales.

José.

Charlie Caballero dijo...

Hola Carlos, desde hace buen tiempo la política sigue las pautas del espectáculo, y se entiende porque tb desde hace tiempo la política se delibera cada vez menos desde los partidos, sino por los medios de comunicación. Muestra es que cada vez más conductores de magazines televisivos son convocados para hablar de todo entre ello política, sin importar la competencia que tengan porque la política hoy es parte de un espectáculo. Lo que mencionas sobre la conducta de los políticos me parece es similar a la frivolidad que hallamos en el mundo de la farándula, que allí no es nociva es parte de su naturaleza, pero la frivolidad política sí es perjudicial, pues da a entender que no es necesaria una discusión reflexiva sino que basta con apelar a las "buenas intenciones".

Evocando una charla que tuvimos, necesitamos ademas de intelectuales y académicos, a políticos, que tal vez no sean eminencias académicas pero que se encarguen de la política del día a día, como mediadores con la ciudadanía.Un abrazo