Carlos Rivera
Siempre
me ha causado particular interés
las metamorfosis de la gran mayoría de
nuestros políticos (¿o politiqueros?) peruanos. En décadas
pasadas también abundó aquella fauna de personajes
que antes de entrar en política uno los recuerda un tanto ecuánimes y a
veces, inteligentes, luego con el poder mutaron en sujetos estúpidos por la comparsa
del poder en la que participan. En otros no hay nada de cambio, nacieron estúpidos.
En
estos tiempos el problema es que ya no son como antes,
islas, sino que ahora son manada,
rebaños de idiotez discurseando o hablando sobre temas capitales de nuestro
Perú. Ellos hacen leyes (congresistas) realizan obra a favor de la ciudadanía
(Alcaldes o presidentes regionales) o implementan y participan
de las políticas de estado
(Ministros). La idea no es tratar de generalizar aunque lo haríamos sin culpa alguna, a riesgo de
decepciones y lágrimas por doquier.
. ¿Qué hace estúpidos a los políticos? He
conocido a numerosas personas y los he saboreado -mucho antes de inmiscuirse en política –
humildes, serviciales, a veces prácticos y pensantes; luego, cuando tienen poder inflan el pecho cual pavo macho
flirteando a las hembras, ya no leen,
caminan entre agendas y gustan de las plaquitas con su nombre. Aman la posteridad mediática.
En algunos la estupidez es
natural y se comprenden sus limitaciones (con poder o sin el siempre fueron
imbéciles) en otros, el poder los cambia en unos segundos. Pero hay quienes
impostan la estupidez para pasar piola. Es decir, hacen su negocio. Ser estúpido no es ningún delito, el problema es que con tipos así
despilfarramos recursos, se detienen nuestros procesos, no hay discursos serios
y a pesar de ello seguimos manteniéndolos con nuestros
impuestos a dicha caterva de
trogloditas.
2 comentarios:
Hola Carlos.
Comparto tu impresión.
Así es cuando no se tiene nada y luego se cree que se tiene todo.
Faltó el que comienza a vestir "formalito" con su portafolios, comenzando a usar anteojos por gusto, y cree ser un "tecnócrata", porque recién se enteró y leyó una Ley Orgánica.
Yo también conocí de cerca esa mutación: Abandonar la razón por la estupidez (renuncia voluntaria a la verdad y buen juicio).
Sigo creyendo que la política necesita de la virtud. Daremos una mirada a los clásicos.
Saludos cordiales.
José.
Hola Carlos, desde hace buen tiempo la política sigue las pautas del espectáculo, y se entiende porque tb desde hace tiempo la política se delibera cada vez menos desde los partidos, sino por los medios de comunicación. Muestra es que cada vez más conductores de magazines televisivos son convocados para hablar de todo entre ello política, sin importar la competencia que tengan porque la política hoy es parte de un espectáculo. Lo que mencionas sobre la conducta de los políticos me parece es similar a la frivolidad que hallamos en el mundo de la farándula, que allí no es nociva es parte de su naturaleza, pero la frivolidad política sí es perjudicial, pues da a entender que no es necesaria una discusión reflexiva sino que basta con apelar a las "buenas intenciones".
Evocando una charla que tuvimos, necesitamos ademas de intelectuales y académicos, a políticos, que tal vez no sean eminencias académicas pero que se encarguen de la política del día a día, como mediadores con la ciudadanía.Un abrazo
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