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viernes, 27 de enero de 2012

LA INSOPORTABLE GENIALIDAD DE SHELDON COOPER



Carlos Rivera

Mi primer héroe de ficciones científicas, fue el profesor Challenger, personaje creado por el escritor Ingles Arthur Conan Doyle. Me maravillaban sus razonamientos con una increíble sofisticación y pasión por el descubrimiento de las cosas. Luego, ya en los 80, en Volver al futuro, aparecía el profesor, Emmett L. Brown(Christopher Lloyd), un científico locuaz con un look eisteniano y amigo de Marty McFly (J. Michael Fox), típico joven norteamericano ochentero a quien envía en un auto De Lorean por fantásticos viajes en el tiempo

Sheldon Cooper consolida mi trilogía personal. De esto escribiré en las respectivas líneas.

A la gente normal y ordinaria le es difícil comprender las excentricidades de los genios. Algunos viven enclaustrados en sus laboratorios o experimentos y, otros sumergidos en sus teorías o cálculos sobre alguna rama de la ciencia, dedicándole su vida entera, sin las preocupaciones habituales a las que los mortales estamos acostumbrados.


Alguien con el protocolo tradicional enarbola sobre ellos, comunes frases como reclamarle humildad (entre más sabio es uno, más humilde debe ser, reza el apotegma que la cursilería ramplona repite en todas partes). A un tipo con inteligencia superior poco le interesan las comunes muestras de afecto social o reciprocidad entre pares, o sea, seres normales. Por ello son genios, sus conductas son atípicas y adolecen de interrelaciones como las vividas por todos. ¿Podemos pedirle a Hawking humildad si él está enfrascado en la interpretación de las complejidades físicas de universo? ¿ se le pudo exigir humildad a Newton mientras estudiaba la Ley de Gravitación Universal?


Si alguien se encontrara face to face con (si, ya se: es una ficción televisiva ) Sheldon Cooper (Jim Parsons) personaje de la genial comedia norteamericana The Big Ban Theory seria apabullado y reducido a una mínima partícula por la personalidad y sus razonamientos estrictamente físicos y sujetos a un esquema matemático. Fríos y ajenos al sentimentalismo sobre cualquier trivialidad que para muchos son importantes como las relaciones, el apareamiento sexual, los vicios sociales y la búsqueda de afecto. Ni siquiera sus amigos, dos de ellos doctorados en física (Leonard y Rajesh) uno Ingeniero por el MIT(Howard)son capaces de irrogarle complacencias y atenciones especiales, a pesar de compartir una especie de hermandad de nerds.

Sheldon sufre de síndrome de Asperger, trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, hipocondría, alergia a las abejas y asma. Es extremadamente cuidadoso con su higiene, puede desde sus elucubraciones obsesivas (y eso si, nada científicas) decretar un estado de alerta en los ambientes de sus vivienda y tomar las más curiosas medidas.

Sheldon tiene un Coeficiente Intelectual (CI) de 180, terminó la universidad a los 10 años, además de una maestría y dos doctorados. Físico Teórico en el California Institute of Technology. Obtuvo su primer doctorado a los 15 años.

Amy Farrah Fowler es una de las dos mujeres que podría ser su media naranja, neurobióloga, de pocas relaciones de pareja. La primera vez que salió con Sheldon, quien estuvo acompañada por Penny, este pregunta a Amy por sus experiencias sexuales en medio de la mesa de un restaurante, ella repregunta si podía contarse las estimulaciones cerebrales producto de un experimento, Sheldon asintió, ¡entonces son 127¡ dijo dejando perpleja a la novia de Leonard.

Sheldon tiene cada segundo de su vida milimétricamente establecido. Su fisiología, su alimentación. Ninguno de sus actos escapa a un desorden, descree de la Ingeniería,( asume que esta es la hija menor de la física y por eso menosprecia a Howard).Nunca ha sentido aprecio por el trabajo de Leonard con quien vive y soporta las clausulas de un contrato de convivencia riguroso y excéntrico.

Se le ha visto cómodamente muy pocas veces en sus interelaciones personales. Una de ellas es con la mamá de Leonard,Beverly Hofstader, psiquiatra y neurocientífica insensible y pretenciosa a quien le explica que como entre ambos puede unirlos un sujeto tan ordinario como su hijo.

Su genialidad no es óbice para comportarse como un niño, ama las historietas, cree en la liga de la justicia, viste polos con las figuras de sus héroes favoritos, adora los videojuegos avanzados. Cuando se enferma le gustan que le canten mientras le frotan su pecho circularmente. En esa inexperiencia de rituales cotidianos donde hace uso de su lenguaje de argumentos, es triturado cuando alguien le habla en sarcasmo y entra en un profundo estado de mutis y toda su inteligencia no le sirve para interpretar el doble sentido.


Sheldon es un tipo insoportable, pero totalmente inofensivo, más allá de su ego e inteligencia provoca sonrisas a plenitud por sus ocurrencias.

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