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viernes, 20 de julio de 2012

MOVADEF Y LA DBA

Carlos Rivera

Uno de los   peligros  mayores   en  un estado carente de instituciones  solidas y con una estable democracia es la aparición de discursos extremistas y violentistas    que en amparo de  cimentar sus exigencias  (o idea de país) imponen las agendas, acciones y reacciones  (además de fobias y odios)  que deriven de ella.   
Ambos grupos, la DBA y MOVADEF,  exhiben un repertorio de  postulados, pedidos, ideología, militantes  y simpatizantes – y desde luego muchos seguidores solapados-  pregonando sus simpatías y adherencias.  Unos con frac y  los otros con polos y camisa.  Unos con  el símbolo del dólar y los otros con  la  hoz y el  martillo. Ambas amenazan la gobernabilidad y la institucionalidad del Perú.
La DBA sustenta su perorata en la defensa del sistema económico, en la   acción de la fuerza del gobierno –claro, creen que gobierno, estado y nación son la misma cosa-  reclamando orden a punta de metralla. Asumen  que el  indignado es izquierdista radical per se; su discurso es reduccionista, con pose cavernaria. Parten de la pobre teoría de que un grupúsculo  puede mover  a más de diez mil pobladores. No analizan las causas de un conflicto, sus raíces históricas, económicas y sociales.  En sus arengas   acusativas  hay además de una carga peyorativa, un marcado racismo y desprecio por el mundo que no sea  igual al  suyo. ¿Esta Derecha Bruta y Achorada gusta del debate? No, rehúye, le espanta. Impone su discurso porque sabe que los medios ramplones  gustan de ese facilismo conceptual al que llegan sin preámbulos ni majaderías de estudio. 
MOVADEF cree que los peruanos  debemos  tragarnos su discurso  -ni siquiera de un arrepentimiento honesto de las acciones de SL  asesinamdo  a mansalva-  de una organización partidaria dizque dispuesta a democratizarse. ¿En qué democracia creen? En la suya hecha a sus antojos y demonios. ¿Creen en el estado? En un estado  paternalista e interventor  y  dispuesto a una utilidad de sus  resentimientos. Justifican los muertos, las vejaciones  a tanta  ciudadano humilde del ande peruano. Ahora tratan de ganar  adeptos penetrando “sutilmente” en el SUTEP a través del CONARE. ¿MOVADEF gusta del debate? No. Igual, rehúyen de la confrontación de ideas. Amenazan desde su ostracismo con una posible venganza aprovechando las olas de conflictos.
La DBA y el MOVADEF son los incendiarios ( ademas de congelados y podridos) de los que habló Basadre. Pero el Perú no es  un paramo, un terruño polpotiano, ni una finca con terratenientes. Y la pregunta brota por si sola: ¿Dónde están  los partidos   y los intelectuales  sensatos que no crean discursos inclusivos y hacen de verdad política y confrontan estos extremismos?

jueves, 5 de julio de 2012

LA ESTUPIDEZ Y LOS POLÍTICOS




Carlos Rivera 
Siempre me ha causado particular  interés las  metamorfosis de la gran mayoría de nuestros políticos (¿o politiqueros?) peruanos. En   décadas  pasadas  también  abundó aquella fauna  de personajes  que antes de entrar en política uno los recuerda un tanto ecuánimes y a veces, inteligentes, luego con el poder  mutaron en sujetos estúpidos por la comparsa del poder en la que participan. En otros no hay nada  de cambio, nacieron estúpidos.
En estos  tiempos   el problema es que ya no son como antes, islas, sino que ahora son  manada, rebaños de idiotez discurseando o hablando sobre temas capitales de nuestro Perú. Ellos hacen leyes (congresistas) realizan obra a favor de la ciudadanía (Alcaldes o presidentes regionales) o implementan  y participan  de  las políticas de estado (Ministros). La idea no es tratar de generalizar aunque  lo haríamos sin culpa alguna, a riesgo de decepciones y lágrimas por doquier.
. ¿Qué hace estúpidos a los políticos? He conocido a numerosas  personas   y los he saboreado  -mucho antes de inmiscuirse en política – humildes, serviciales, a veces prácticos y pensantes;  luego, cuando tienen poder  inflan el pecho cual pavo macho flirteando  a las hembras, ya no leen, caminan entre agendas y gustan de las plaquitas con su nombre.  Aman la posteridad mediática.
En algunos la estupidez es natural y se comprenden sus limitaciones (con poder o sin el siempre fueron imbéciles) en otros, el poder los cambia en unos segundos. Pero hay  quienes   impostan la estupidez para pasar piola. Es decir, hacen su negocio.  Ser estúpido no es ningún  delito, el problema es que con tipos así despilfarramos recursos, se detienen nuestros procesos, no hay discursos serios    y a pesar de ello seguimos  manteniéndolos  con nuestros  impuestos  a dicha   caterva de  trogloditas.