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jueves, 2 de febrero de 2012

SHAKESPEARE: ENTRE LA IMPOSTURA Y LA ORIGINALIDAD




Carlos Rivera


Roland Emerich es un de los directores de cine europeos más famosos de estos ultimo años. Fama que le debe por asustar y devastar a su antojo a la humanidad en cada uno de sus films (El día después de mañana, Día de la independencia, Godzilla, 2012).
No contento con ofrecernos la visualización de nuestra destrucción por la madre naturaleza o por alienígenas y monstruos. Ahora, se ha propuesto derrumbar un mito: arrebatarle la creación de las obras atribuidas al cisne de Avon, William Shakespeare y reconocer la autoría de las mismas a Edward de Vere, Conde de Oxford.
La tesis no es nueva. Desde hace más de un siglo se ha intentado negar la autoría a William Shakespeare por consideraciones de carácter excluyente y de la necesaria posición de abolengo, dinero, cultura, conocimiento que debiera gozar un autor de dichas obras, que no solo revelan el alma humana,ademas de descripciones exactas de las tragedias y conspiraciones de la realeza. Y, un pobre diablo, actor de medio pelo, y sin mucha fortuna era imposible como autor de tan magnánimos trabajos de la dramaturgia.
Roland Emerich en este film, Anonymous, ofrece un Shakespeare torpe, vulgar, demasiado ordinario y hasta analfabeto. Trabaja como actor bajo las órdenes de Ben Johnson. Este, un día, es tomado prisionero por agraviar a las “autoridades” en una de las escenas de un montaje suyo. El Conde de Oxford paga su fianza y a cambio de ese favor le pide a Johnson representar sus obras y colocar en cada una de ellas su nombre, lo cual asume con extrañeza, aceptando solo por librarlo de la cárcel.


En la primera presentación, la gente clama y aplaude. El Conde asiste y se alegra de ser testigo del elogio y la algarabía. De pronto, aparece alguien y rompe el pacto; sale al escenario y dice ser el autor de la obra: William Shakespeare. Deja estupefacto al Conde y a Johnson. Al final, aceptan y continúan representando las obras bajo autoría de Shakeaspeare.
Trazando este breve horizonte de la película que pretende desmontar una supuesta farsa afianzándose en las múltiples teorías que se han tejido alrededor de este asunto: la acusasacion de que Shakespeare es un impostor.


También se especula de que las obras pudieron haberlas creado la logia masónica. Otra, que fue hecha a alimón por varios dramaturgos, filósofos y poetas ingleses.


En la década del 60 este debate se reabrió y se ensayaron distintas hipótesis. Emilio Armaza, periodista peruano, cultísimo, conocedor de la obra shakesperiana a plenitud y articulista de fina prosa, responde en 1963 con una obra titulada Shakeaspeare, el único donde desmonta con sutileza, argumentos históricos, estudios biográficos y análisis comparado de las obras de Shakespeare y la de sus contemporaneos. En conclusión, niega la posibilidad de la autoría de Christopher Marlowe, Ben Johnson, Sir Frances Bacon y también, del Conde de Oxford.
En síntesis: un burgués jamás pudo develar el amor y ponerlo en una tarima y provocar lágrimas y emoción con cada una de las palabras. Jamás un burgués pudo saber y escudriñar la historia y extraer de ellas el drama. Jamás un burgués podría amar la belleza y la estética de la poesía, acariciar los silencios y volverlos fuego, mirar el sol y robarle sus rayos de luz. La belleza no es patrimonio de la burguesía. ¡Pamplinas!
Feble planteamiento de Emerich, pretendiendo socavar la memoria de este gran poeta y dramaturgo Ingles que tuvo el pecado de nacer pobre y educarse con los crepúsculos y escribir con toda la pasión humana que el alguien vertió sobre él. William Shakespeare es más grande que todas las patrañas.

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