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miércoles, 2 de noviembre de 2011

PASANDO PIOLA




A propósito de la gestión de Juan Manuel Guillén Benavides y de Alfredo Zegarra


Carlos Rivera


Al empezar el año 2011 estas dos autoridades: Juan Manuel Guillén Benavides, reelegido para un periodo mas al frente del Gobierno Regional y Alfredo Zegarra quien asumía la alcaldía de la Municipalidad Provincial de Arequipa con la esperanza de una ciudadanía que desde hace mas de 20 años reclamaba -y se merece- una verdadera autoridad edil que direccione y comande de verdad el desarrollo de la ciudad. Se esperó mucho de ellos como lideres políticos y autoridades con capacidad de gestión y consolidar de una vez una visión integral para Arequipa. Lo único que vemos hasta ahora son gestos de ambivalencia, tenuidad en la toma de decisiones. Ni siquiera hay obras de envergadura de ambos gobiernos que podría aplacar sus particulares ineficiencias. Once meses y la nota para ambos es 0.
Zegarra desde la campaña electoral venía arrastrando imputaciones como la realizada por Celina del Carpio y el supuesto pago que hizo como Alcalde de la Municipalidad de Bustamante y Rivero para cancelar una deuda privada con cemento de la comuna Bustamatina y el caso de la Villa Medica, en fin
Empezó juramentando con frivolidad, cercando la Plaza de Armas con centenares de policías y seguridad por doquier. Ni Obama hizo tanta peliculina. Simplemente, Zegarra se alucinaba. ¿Ya no recuerda las palabras de su juramento, Sr. Zegarra?: “ En cuatro años Arequipa será una ciudad de categoría" ya se fue el año y nada.
A Juan Manuel Guillén siempre lo han alabado, le han endilgado valores de magnánimo personaje de la política arequipeña. La sobonería de unos (o la necesidad de trabajo en otros) obliga a que sea intocable y todo por que alguna vez nos construyó el Estadio Monumental de la Universidad Nacional de San Agustín o lideró la Gesta de Junio del 2002. Su gestión como Acalde fue pobrísima, salvo la declaratoria de Arequipa como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, no dejó obra de real importancia.
Al frente del Gobierno Regional trató de optimizar la funcionabilidad de las distintas dependencias administrativas, reestructuró la política económica descentralizando los recursos hacia las provincias. Pero el personal que ocupaban cargos de absoluta confianza fueron la misma collera de lo acompañó en la gestión como rector en la UNSA y en la Municipalidad de Arequipa. Ahora, excusa que la inoperancia de este año se debe a las transferencias que realizó a los Gobierno Locales y de esta forma el impacto en las obras en la opinión púbica y ciudadanía es intrascendente.
La evaluación que se le debió hacer a estas dos autoridades en sus primeros y tradicionales 100 días de gestión pasaron piola por el tema de las elecciones generales (abril)y la posterior segunda vuelta,( junio) y las movidas de Ollanta como electo presidente y ciertos acomodos políticos para garantizar el modelo económico permitieron que nos olvidemos de nuestras autoridades arequipeñas.
El fenómeno Ciro Castillo también sirvió para que la ciudadanía y los medios focalicen su atención en este mediático suceso. Es decir, Zegarra y Guillén seguían pasando piola. Llegaron a fin de año y ya es tiempo que escudriñemos sus flaquezas y exijamos que trabajen de verdad.
No hay Angostura
No hay Puente Chilina ( ni atisbo de que se ejecute)
No hay reordenamiento de transporte

El Centro Historico luce descuidado y abunda un caos por doquier
No hay una política ambiental
Crece la inseguridad en el centro ciudad
Las políticas culturales son mediocres y sin impacto en la población
No se ven las capacidades gerenciales de los equipos de ambas autoridades
Ya se vienen las lluvias y ni siquiera hay una política entre los distintos gobiernos de planificación sobre los efectos y las pérdidas que ocasionan las mismas.

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