Rosa María Palacios es una de las mejores periodistas de la televisión peruana. Es muy preparada, de recursos agiles en la entrevista, súper informada y con un rictus irónico y peculiar a la hora de tratar a sus entrevistados que a los izquierdistas (y hasta el suscrito) nos saca roncha.
Su estilo es ir de frente al grano, sin andamiajes de temas secundarios que no conlleven a que el personaje que tiene enfrente la conduzca por el sendero de la mecida o del atarantamiento. Entonces, reconociendo el terreno y sabiendo que el político peruano tiene a demás de ideas, criolladas, los somete a este marco de estructura del cual es difícil desenvolverse sin al menos tener alguito de cancha o de preparación. Entonces los políticos deben estudiar su lección antes de salir a ruedo (o al set).
Rosa María Palacios, a veces peca de justiciera, se le sale la abogada experta y deja entrever un ánimo de vanidad sobre un tema que tal vez el político conoce muy poco o en todo caso, ignora olímpicamente. Pero no deja de ser ecuánime, equilibrada y permite que los temas en cuestión sean resueltos o aclarados en su programa. Esto desde luego al margen del hígado, la rabieta o la maldición del entrevistado por su papelón. (Véase a Luis delgado Aparicio comentando el libro de Ollanta Humala)
Pero la periodista a veces no puede con su ideología (Liberal convicta y confesa) y esta se superpone -de manera irrespetuosa- cuando por decir entrevistó a Carlos Tapia o a Ollanta Humala y a otros izquierdistas de renombrada estirpe ahora oficialistas, a quienes los trató como si fueran anacrónicos, hombres que se confunden en sus ideas o están lejos de la realidad. No estoy pidiendo que los trate como caperucitas, edulcorando sus palabras sino que mantenga un poco de respeto hacia estos políticos (sean de izquierda o derecha).
Rosa María Palacios aparecerá de nuevo a través de ATV. Si le suspendieron el programa en el canal 4 (América Televisión) por cierto acomodo de los directivos a no hacerse ningún problema con el régimen ollantista ganador de la ultimas elecciones presidenciales, la pregunta es: ¿Se le permitirá en ese medio ser como es ella, displayarse con la solvencia periodística conocida, siendo a veces incomoda por que enrostre sus miserias a un político o ministro? No lo sabemos y como diría Beto Ortiz, no tengo amigos, tengo fuentes. Es la soledad del periodista. Y si de preferencias se trata, prefiero el despotismo ilustrado de Rosa María al racismo y estrechez mental de Cecilia Valenzuela.
Su estilo es ir de frente al grano, sin andamiajes de temas secundarios que no conlleven a que el personaje que tiene enfrente la conduzca por el sendero de la mecida o del atarantamiento. Entonces, reconociendo el terreno y sabiendo que el político peruano tiene a demás de ideas, criolladas, los somete a este marco de estructura del cual es difícil desenvolverse sin al menos tener alguito de cancha o de preparación. Entonces los políticos deben estudiar su lección antes de salir a ruedo (o al set).
Rosa María Palacios, a veces peca de justiciera, se le sale la abogada experta y deja entrever un ánimo de vanidad sobre un tema que tal vez el político conoce muy poco o en todo caso, ignora olímpicamente. Pero no deja de ser ecuánime, equilibrada y permite que los temas en cuestión sean resueltos o aclarados en su programa. Esto desde luego al margen del hígado, la rabieta o la maldición del entrevistado por su papelón. (Véase a Luis delgado Aparicio comentando el libro de Ollanta Humala)
Pero la periodista a veces no puede con su ideología (Liberal convicta y confesa) y esta se superpone -de manera irrespetuosa- cuando por decir entrevistó a Carlos Tapia o a Ollanta Humala y a otros izquierdistas de renombrada estirpe ahora oficialistas, a quienes los trató como si fueran anacrónicos, hombres que se confunden en sus ideas o están lejos de la realidad. No estoy pidiendo que los trate como caperucitas, edulcorando sus palabras sino que mantenga un poco de respeto hacia estos políticos (sean de izquierda o derecha).
Rosa María Palacios aparecerá de nuevo a través de ATV. Si le suspendieron el programa en el canal 4 (América Televisión) por cierto acomodo de los directivos a no hacerse ningún problema con el régimen ollantista ganador de la ultimas elecciones presidenciales, la pregunta es: ¿Se le permitirá en ese medio ser como es ella, displayarse con la solvencia periodística conocida, siendo a veces incomoda por que enrostre sus miserias a un político o ministro? No lo sabemos y como diría Beto Ortiz, no tengo amigos, tengo fuentes. Es la soledad del periodista. Y si de preferencias se trata, prefiero el despotismo ilustrado de Rosa María al racismo y estrechez mental de Cecilia Valenzuela.
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