UN REGALO DE ESPIRITUALIDAD PARA LOS MAESTROS DEL PERÚ
Carlos Rivera
Siempre llevo libros durante mis viajes, así es que en este corto trajín
hacia Moquegua, había una indecisión por algunas novelas a las que les tengo
deuda de lectura. Opté por este libro del Constantino Carvallo Rey encaminado por las gracias e inocentadas de mi
sobrino a las que me tiene acostumbrado. Quería aprender algo más de los niños. Mirar los horizontes de su corazón.
Diario educar. Tribulaciones de un maestro desarmado, es
un maravilloso y sabio volumen
que contiene ejemplos, parábolas, descripciones sencillas del trajinar de un
maestro que sufre, llora y exorciza sus demonios y clama a sus ángeles para
enfrentar el día a día con sus alumnos.
Carvallo se muestra como un ser humano pleno de defectos y ambiciones,
sueños, delirios, tristezas y soledad. Pero no aquella soledad que deprime o
acorrala el espíritu y la doblega hasta derrumbar sus pasiones, sino una
soledad creadora y reflexiva que le permite mirar con mejor iluminación los
problemas de la existencia. Su concepción de la educación va más allá de metas,
estudiantes estándar con las mejores carreras profesionales elegidas o elevados
índices de calidad educativa, conocimientos y astucia para la sobrevivencia en
este mundo.
Sabe que los niños no solo necesitan saber de ecuaciones o gramática,
también necesitan aprender a vivir ensayando en la escuela (que bonito suena
cuando lo repite muchas veces en
el desarrollo del libro) para su independencia en un futuro donde tendrá que
librar y resolver sus propias batallas. ¿Cómo se logra eso?: con amor,
comprensión, empatía. Asumiendo que el aprendizaje es en conjunto: maestro y
alumno. Carvallo no solo filosofa, sino que aporta, instruye, informa y sobre
todo, FORMA al que lee el libro. Lo sazona con citas de hombres que han
contribuido a la ciencia, el arte, la literatura, la psicología, la pedagogía;
no con la pretensión de que su discurso parezca un mero ejercicio academicista,
sino constituirse en la semilla de una
esperanza fundamentado en todos sus saberes aprendidos. ¿Qué tiene que ver la
espiritualidad con la pedagogía y con las ciencias, la cual cita con pasión en
el desarrollo de sus escritos? Pues mucho. Son la fe y el amor, las
circunstancias que permiten que alguien se levante, añore una quimera, afiance
una ideal y siga enseñando, educando a pesar de las miles de vicisitudes y
miserias de nuestro pobre sistema educativo peruano.
Un párrafo sintetiza toda esa tarea moral y ética que es el educar:
“Porque de nada servirán los gastos y las capacitaciones, ni la lectura
o la matemáticas, si el alma es inmunda y no quiere sino su provecho ramplón y
la satisfacción de sus instintos, si todos somos discípulos de Vladimiro.”
También intenta comprender la utopía ideológica de una madre terrorista: Ponen por delante una abstracción,
un ideal quizá, una quimera. Pero como dice el Evangelio.” si no amas a tu
prójimo al que ves, ¿ cómo puedes pretender amar a un Dios al que no ves”
Gracias
Maestro Constantino Carvallo por hacer de este viaje un peregrinaje por los
senderos de mi alma, el dolor y la esperanza.
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